La oferta de alojamientos turísticos en la ciudad de Marrakech es muy amplia. Desde hoteles, villas, apartamentos, hasta los típicos Riads. Nosotros tuvimos claro desde el principio que la mejor opción sería alojarnos en un Riad. Los pequeños Riads son ideales para quienes, como nosotros, quieren sentir la verdadera esencia de la ciudad (siempre hay tiempo de alojarse en un hotel convencional…).
Actualmente hay más de 500 Riads repartidos por toda la ciudad. Nosotros lo encontramos a través de tripdavisor, página que siempre solemos utilizar. En la elección nos guiamos por la puntuación y los consejos de viajeros y finalmente nos decidimos por Riad Slawi. Un detalle a tener en cuenta: si se prevé reservar una habitación hay que hacerlo con bastante antelación, ya que los Riads, al tener solo entre 5 y 6 habitaciones, suelen estar llenos, sobretodo en temporada alta (el verano europeo).
Podemos encontrar Riads por toda la ciudad, pero tienen especial interés los que están situados dentro de la Medina, el casco urbano antiguo de la ciudad.
Pero, ¿qué es un Riad? Los Riads son antiguos palacetes árabes. Todos ellos cuentan con un patio central en el interior, con alguna fuente, alrededor del cual se distribuyen las habitaciones (sobre 5-7) y suelen tener una azotea ajardinada donde pasar un rato muy agradable.
Os voy a contar mi experiencia en el Riad Slawi: Como ya os he comentado antes, la Medina es el casco antiguo de la ciudad, por lo que circular por sus calles es, a priori, un poco complicado. Por ello es muy importante gestionar el tema de transporte del aeropuerto al Riad desde casa. El taxi no puede acceder directamente al Riad por lo que te acercara hasta donde pueda y luego un mozo te llevará la maleta al Riad. Os aseguro que es un dinero muy bien invertido.
Al llegar al Riad lo que más sorprende es que desde fuera no verás nada: un muro alto, una puerta sin gracia, a veces en un callejón con mala pinta. Pero en cuanto se abre la puerta, descubres un acogedor lugar. Parece imposible que detrás del bullicio y caos de la Medina, nada más traspasar la puerta, encuentres un oasis de paz y relax, al mismo tiempo que un mundo lleno de opulencia, lujo y detalles. Adam, el dueño del hotel, nos recibió con un té verde y nos dio consejos muy útiles para movernos por la ciudad. Nos dio un plano y nos acompañó personalmente en el camino a la Plaza Jemaa el Fma.
Respecto a la ubicación, está muy bien situado (a unos 10 minutos andando de la plaza de Jamaa el Fna) en un barrio autóctono, nada turístico que al principio te da un poco de inseguridad, pero en seguida te haces al ambiente. Nosotros no tuvimos ningún tipo de problema.
El Riad Slawi tiene 4 habitaciones. Son alargadas, cómodas, un poco estrechas (al fin y al cabo, estás en una casa tradicional). Están decoradas en estilo tradicional marroquí y están muy bien amuebladas, además de equipadas, ya que disponen de nevera y caja fuerte.
La decoración del baño es excepcional, una maravilla. También hay conexión inalámbrica a internet de forma gratuita. Es decir, que reúnen el encanto de las tradiciones con el confort y la modernidad.
Algo que debéis de tener en cuenta si os alojáis dentro de la Medina es que aproximadamente a las 6 de la mañana llaman a la oración desde todas las mezquitas y es prácticamente imposible que no te despierte por muy profundo que tengas el sueño.
Los desayunos se sirven en el patio. Para nosotros, el mejor momento del día. Zumo de naranja, café o té, yogur, mermelada, mantequilla, queso y un plato que varía cada día: una especie de crep tipo tortita, cuatro creps crujientes una sobre otra, unas torrijas un poco menos empapadas en leche que las nuestras, pero muy crujientes. Escuchar la llamada a la oración de los fieles y los pájaros mientras desayunas es un placer para los oídos.
Además, todo el personal del Riad Slawi es un encanto: atentos, amables y dispuestos a echarte una mano.
Sin duda os recomiendo la experiencia de alojarse en un Riad.
¿Os apetece disfrutar de esta experiencia ?